En una reciente publicación del medio español Confilegal se da a conocer la entrevista ¿Cómo van a transformar las inteligencias artificiales la forma de trabajar de los abogados? Esto opinan los expertos.
Han transcurrido varios meses desde que OpenAI lanzara su herramienta y el interés por el ChatGPT sigue muy presente en el sector jurídico.
Por su alto potencial para agilizar labores de escaso valor añadido en los despachos de abogados, muchos han adoptado esta plataforma en su día a día. Pero además del famoso ChatGPT, ¿que otras herramientas de inteligencia artificial son útiles para los abogados?
Charlamos con Santiago Mediano, y experto en Propiedad Intelectual, y con Elen Irazábal abogada y especialista en Legaltech e Inteligencia Artificial, sobre algunas claves de este campo aplicadas al sector legal.
¿De qué manera creen que plataformas como ChatGPT pueden ayudar a agilizar las labores rutinarias en los despachos de abogados?
Mediano: Las respuestas y los textos ofrecidos por la IA generativa no ofrecen garantías de corrección ni exactitud, por lo que no pueden ser utilizados como sustitutos del trabajo de los seres humanos.
Sin embargo, los trabajos que los abogados y abogadas entregamos a nuestros clientes o empleadores siguen siendo de nuestra responsabilidad. Podemos apoyarnos en estos sistemas para que nos faciliten la tarea de redacción, o sistematización, pero seguiremos siendo plenamente responsables sobre sus contenidos.
Además, quienes los utilicen deben tener en cuenta ciertas implicaciones éticas y legales si introducimos datos o información en las plataformas de IA que puedan ser confidenciales. No existe garantía de que las plataformas no utilicen esos datos de formas no deseadas o incluso no previstas, con lo que se podrían quebrar deberes esenciales de los profesionales.
Aunque los abogados pueden utilizar este tipo de tecnología para agilizar ciertas labores, especialmente las rutinarias o repetitivas, y reservar a los profesionales de la abogacía la ejecución de aquellas tareas diferenciales o de mayor valor añadido, ello debe hacerse velando siempre por el correcto cumplimiento de la lex artis profesional, los deberes esenciales de la abogacía, el respeto a la confidencialidad y privacidad, y la ética.
Probablemente, esto último conlleve avisar al cliente de que el trabajo entregado se ha realizado, en todo o el parte, recurriendo a estas herramientas.
Irazábal: Yo suelo decir que ChatGPT es una máquina de empezar de cero. Por ejemplo, a que te ayude a empezar una página en blanco, generación de ideas, corregir texto, etc. Sin embargo, se debe tener en cuenta que le hace falta supervisión, ChatPGT no tiene el sentido de la verdad ni de lo que es real o no en nuestro mundo.
Pero también hay vida más allá de ChatGPT. ¿Qué otras cosas podemos encontrar de utilidad en la Inteligencia Artificial fuera de la famosa herramienta?
Irazábal: En primer lugar, de ChatGPT apenas se suele hablar de los plugins. La versión de pago de ChatGPT tiene plugins donde podemos hacer varias tareas: Cosas más técnicas como análisis de datos, a consultar trabajos académicos o utilizar bases de datos legales que son del extranjero. Sería interesante ver plugins o IAs generativas de derecho español o de la UE, para que la consulta sea mucho más fácil para los abogados.
Por ello, una iniciativa que me interesa mucho es Harvey, una IA generativa para el sector jurídico.
Mediano: Tramitación de procedimientos judiciales masivos, chatbots que den una primera orientación general a potenciales clientes, gestión de expedientes, y más herramientas que veremos en el webinar. También la lectura y análisis de cantidades masivas de documentos, como contratos y otros, en procesos de auditoría, los algoritmos predictivos de resultados, de posibles insolvencias crediticias, de posibles reincidencias en conductas, y confección de extractos y resúmenes de legislación y jurisprudencia.
¿Cómo ven el futuro de la relación entre la inteligencia artificial y el sector jurídico? ¿Es una alianza que cambiará la forma en que los abogados abordan sus tareas diarias?
Mediano: Por supuesto. La inteligencia artificial ha llegado para quedarse, y cambiará la forma en que la abogacía aborda sus tareas del día a día. La inteligencia artificial ayudará a los abogados y abogadas a analizar grandes cantidades de datos, reducir el tiempo de respuesta, mejorar la precisión e incluso aumentar exponencialmente la productividad.
Pero eso no es todo, generará nuevas oportunidades laborales para los profesionales: abogados y abogadas programadores que sean capaces de conectar la parte legal con la de desarrollo tecnológico, responsables digitales de las organizaciones, analistas de datos para despachos, etc.
Ante estas nuevas posibilidades, no solo será la abogacía la que se adapte a este nuevo medio tecnológico, sino que los despachos desarrollarán e implementarán nuevos modelos de negocio.
Irazábal: Veo un futuro dividido en varios colectivos del sector: Aquellos que ven a la IA inútil, otros que le tienen miedo, otros que son muy optimistas y otros que se encuentran entre el optimismo en ciertas áreas como la eficiencia, pero negativos en cuanto a la repercusión ética.
En cualquier caso, veo a un sector muy verde en IA, que no tiene conocimiento real de cómo funciona y que puede impactar en las alianzas que se lleven a cabo (o no) entre IA y abogados.
Desde la perspectiva ética y regulatoria, ¿cuáles son los principales retos y desafíos que enfrentan las inteligencias artificiales en el ámbito jurídico?
Irazábal: El reto principal en mi opinión es que haya abogados que se dediquen a IA sin conocer bien cómo funciona la IA. Lo mejor para la ética de la IA es tener un equipo de profesionales competente en el área y no creo que estemos los abogados preparados para poder afrontar este reto.
Habrá abogados que vean una oportunidad de negocio en la IA sin tener un conocimiento de su funcionamiento para poder dedicarse a ello. Para mí, este es el principal peligro.
Mediano: En la medida en que los intervinientes en un proceso judicial, abogados y abogadas, litigantes, jueces y letrados de la administración de justicia, no solo deben pensar y razonar, sino tomar decisiones, tienen que usar de sus facultades volitivas, de su voluntad.
La inteligencia artificial está y estará ayudando a los seres humanos procesando información de forma rápida, manejando enormes cantidades de datos sin perder detalle, incluso haciendo pronósticos.
Pero en los procesos de toma de decisiones, somos los seres humanos quienes, dotados de pensamiento, sentimiento y voluntad, podemos formar libremente una voluntad, y tomar las decisiones oportunas.
Y es que, simple y llanamente, la IA no puede formarse una voluntad, y menos como lo hacemos las personas, combinando todas nuestras facultades psicológicas que son donde cristalizan nuestros valores.
También es importante no perder de vista la ética frente al cliente, quien tiene derecho a saber que se han utilizado estas herramientas en el proceso de realización del trabajo presentado.
Teniendo en cuenta la experiencia que atesoran en el sector, ¿qué aspectos o conceptos ven en su día a día que más cuesta entender o adoptar para los abogados tradicionales?
Mediano: Los abogados y abogadas tradicionales pueden mostrarse, en algunas ocasiones, reticentes a adquirir conocimientos técnicos y tecnológicos sobre las nuevas tecnologías emergentes. A veces, por temor a la desaparición de la profesión tal y como la conocemos.
Sin embargo, la introducción de la inteligencia artificial en nuestra profesión no va a cambiar el Derecho como tal, sino que ampliará nuestras competencias, haciendo de nuestro ejercicio un servicio más completo.
Además, y por el contrario, hemos observado que algunos compañeros y compañeras no ven del todo los riesgos en el uso de estas herramientas, al no comprender con precisión que son modelos de lenguaje predictivos basados en estadísticas, y no fuentes de información o conocimiento, y la posibilidad de que sean alimentados con datos confidenciales, exponiendo a los clientes a riesgos no aceptables.
Irazábal: Asimilar que el abogado ya no va a ser el único que puede asesorar y/o interpretar las leyes.
Cuando se habla del futuro, se plantea muchas veces la capacidad para resolver asuntos o tomar decisiones autónomas que podrían alcanzar las IA. ¿Creen que puede llegar a haber una «competencia desleal» por parte de dichas herramientas frente al abogado «humano»?
Irazábal: Hay una cosa que ha dejado clara la IA: es complicadísimo predecir el futuro con certitud. Creo que hoy es más útil verlo como un complemento o un aliado más que un sustituto completo del abogado.
Mediano: La inteligencia artificial puede emular procesos parecidos al pensamiento, sugiriendo soluciones alternativas para un conflicto, incluso recomendando alegaciones o estrategias, y desaconsejando otras.
Pero lo que no puede hacer es sustituir al ser humano en la libre formación de su voluntad, puesto que, detrás de la inteligencia artificial no hay una consciencia individual, la inteligencia artificial no es un individuo. Solo los seres humanos pueden formar su propia voluntad para autodeterminarse.
La IA es y será una herramienta de gran importancia en el proceso de formación de la voluntad de las personas, pero no puede sustituirlas en la toma de las decisiones, solo apoyarlas.
Por ello, y de momento, la inteligencia artificial y los abogados y abogadas humanos no compiten entre sí, pues la inteligencia artificial no puede resolver asuntos o tomar decisiones autónomas sin intervención de la necesaria voluntad humana.
¿Cuál sería su principal recomendación para los despachos de abogados que aún no han integrado herramientas de inteligencia artificial en sus prácticas diarias?
Mediano: Considerar las herramientas de inteligencia artificial, no tanto como un enemigo, sino como nuestro nuevo aliado digital. También, máxima prudencia en su uso y en la aplicación de sus resultados. E insistir en la necesidad de transparencia frente a los clientes, para no hacer pasar por propio lo que hagan las IA.
Irazábal: La IA, hoy en día, no tiene por qué ser para todos. No son proyectos fáciles de llevar a cabo y puede acabar en decepción. Para mí, la importancia está en que los despachos empiecen a pensar más en datos que en intuiciones a la hora de tomar decisiones de negocio. Y para ello, pueden empezar a plantear una estrategia basada en el dato y de ahí ver si implementan o no IA, pero esta adopción siempre tiene que ir respaldada de un plan de negocio y una viabilidad de llevarla a cabo en cada caso.